Читать книгу Las políticas sociales que vendrán онлайн
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El segundo, se origina en la idea según la cual la pandemia ha sacado a la humanidad de su letargo digital y la ha catapultado hacia la globalidad, que es una identidad global. Tal movimiento fuerza a cualquier política social a emplearse a fondo en la operacionalización de la institucionalización de una identidad; es decir, a saber integrar las interacciones local-regional-globales en la vida cotidiana de las personas y a producir convenientes universos simbólicos para ellas. Cinco trabajos articulan este apartado desde distintas problemáticas sociales y diferentes perspectivas institucionalizadoras. Lorente Molina y Sevilla Brenes acometen la feminización global de la fuerza de trabajo empleada en la gobernanza de las políticas sociales, mediante una perspectiva feminista que pone de relieve los capitales femeninos y su proyección laboral para la gestión de las políticas. Borda-Niño-Wildman trae el tema del uso del esencialismo estratégico no desde los grupos oprimidos sino desde aquellos dominantes en el ejercicio del poder. Sevilla Brenes, con base en el territorio como tecnología política sugiere que las regulaciones sobre el espacio y la población pueden ser una vía de visibilidad a los barrios y sus vecindarios en interacción con lo global. Carvajal-Muñoz y Sepúlveda-Ramírez recogen los esfuerzos que se llevan a cabo en oficinas de empleo de ocho ciudades europeas para favorecer una gestión más receptiva a las necesidades de las personas desempleadas.