Читать книгу Hacia una teoría de las empresas familiares. Estudio de casos онлайн

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Si una inquietud interior nos impulsa a una acción precipitada, nos encontramos con la primera categoría; si, por el contrario, esa misma inquietud es dirigida inteligentemente hacia el logro de un objetivo deseado, nos encontramos frente a la segunda categoría. Por ejemplo, si comemos impulsados por el hambre, realizamos una acción de la primera categoría, mientras que, si comemos por el placer culinario, se trata de la segunda categoría. Esta diferenciación es esencial por dos motivos: en la medida en que actuamos por meros impulsos (modo exclusivamente causal), no hay ninguna igualdad interna entre la constitución psíquica, que aparece como causa de la acción, y el resultado en que aquello desemboca.

No se desprecia el consumo para cubrir necesidades básicas; puede llevar al logro de un sentido de vida o de una experiencia óptima (conceptos que se explicarán más adelante). Si el sentido de vida de un individuo es disminuir la pobreza, debe promover la alimentación de sectores desfavorecidos. Si bailar posibilita experiencias óptimas, el desarrollo de las habilidades que permite este ocio involucra consumo básico en alimentación o salud.

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