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De vuelta Galindo no habló nada, solo pensaba y recordaba…

Marie Anne nunca lo visitó ni recibió noticias de ella; aunque él le escribió en varias ocasiones, jamás tuvo respuesta. Antes del enlace matrimonial, él no fue bien recibido en el seno de aquella familia, de modo que los padres, al conocer la noticia de su estado, consideraron que qué mejor momento para hacerle ver a su hija que nunca debería haberse casado. Él era todo lo contrario a ser un buen marido, era un ser indeseable y tachado de criminal. El acoso que Marie Anne pudo sufrir, siendo ella una persona incapaz de soportar tanta presión, hizo que quizá pensara que lo mejor para el pequeño Philippe sería volver a su hogar paterno, donde podría rehacer su vida y, tal vez con el tiempo, olvidar el pasado. Solo recibió la visita de Eulogio, su hermano menor, y quizá fue porque en aquel tiempo se encontraba estudiando en Madrid. El resto de su familia lo ignoró completamente.

Durante aquellos años de miseria y soledad, privado de su libertad y palabra, ignorado del resto de la humanidad, rodeado de malicia y sinsabores, su deseo de vivir y subir a la superficie después de tocar fondo fue lo que encendió de nuevo la luz que le alumbró y que surgió de la pequeña llama que aún existía en lo más profundo de su alma.

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