Читать книгу Un viaje en el tiempo онлайн

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Es increíble que, en un país que dice valorar tanto la vida, se permita que ocurra esto y que no se defienda a los bebés no nacidos. En tiempos pasados, las muertes infantiles eran un hecho común. Todavía en 1900, uno de cada cuatro bebés moría por complicaciones en el parto, o por una infección durante o después del parto. Y luego, antes de que los niños alcanzaran los diez años, uno de cada cuatro moría por enfermedades fatales de la época. Hoy esas cifras son mucho, mucho más bajas. Ahora solo uno de cada cien bebés muere al nacer. Pero, aquí estamos, hablando de una nación próspera y médicamente desarrollada, que ha reducido la tasa de mortalidad de bebés de veinticinco a uno cada cien y, sin embargo, la muerte por aborto inducido es más común que nunca.

Jesús dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida”. Él es nuestra única fuente de esperanza y paz en este mundo pecador. ¿Por qué no te comprometes hoy a proteger el carácter sagrado de la vida humana?

23 de enero

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