Читать книгу Sin miedos ni cadenas. Lecturas devocionales para damas онлайн
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Señor, quiero aprender a ser libre. Con pasos valientes, por pequeños e imperfectos que sean, quiero marcar una trayectoria de fe. Hacia adelante y hacia arriba, quiero avanzar y nunca volver atrás. Gracias por guiarme de la mano a cada paso, con paciencia y fidelidad.
11 de febrero
Sin guantes blancos
“Tendrá otra vez compasión de nosotros, perdonará nuestras culpas y arrojará todos nuestros pecados a las oscuras profundidades del mar” (Miq. 7:19, PDT).
Jillian Monet dejó de estudiar cuando se dio cuenta de que estaba embarazada de tres meses. Como era líder en su iglesia local, tenía miedo de que si la gente se enteraba la avergonzaran. Entonces, decidió realizarse un aborto en secreto. Jillian juntó el dinero que necesitaba y condujo hacia la clínica. En el camino, recibió dos mensajes de texto. Aunque estas personas no sabían lo que estaba sucediendo, ambas le aseguraron que oraban por ella y que Dios podía manejar cualquier crisis. Sin embargo, Jillian estaba apurada porque tenía que cantar en la iglesia esa misma noche, y siguió conduciendo. Pero al llegar a la autopista, supo que estaba tomando una mala decisión. “Yo no sabía que estaba a punto de experimentar la gracia soberana de Dios, pero puse mi vida en sus manos y decidí que no abortaría”, me dijo al contarme su historia. Sin embargo, las cosas no mejoraron automáticamente. El padre del bebé no quiso casarse con ella y muchos de sus amigos la abandonaron. “Me sentía deprimida por la culpa que cargaba. No tenía suficiente dinero, así que, pasé varias noches en el auto con mi bebé. Había gente dispuesta a ayudarme, pero mi orgullo y la vergüenza me impedían acercarme”, me dijo.