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12 de febrero

La competencia con tu hermana


“Entonces Jacob durmió también con Raquel, y la amó mucho más que a Lea. Y se quedó allí y trabajó para Labán los siete años adicionales” (Gén. 29:30, NTV).

Raquel era más hermosa que su hermana Lea y contaba con el amor incondicional de Jacob. Él trabajó por ella siete años para pagar la dote y le parecieron solo unos pocos días. Sin embargo, esta historia de amor no tiene un final feliz. Cuando llegó la fecha acordada para la boda, Jacob fue engañado y recibió a Lea como esposa, en lugar de Raquel.

La mayoría de los comentadores bíblicos suponen que Lea estaba de acuerdo con el engaño. Tal vez amaba a Jacob en secreto, o tenía celos de su hermana, o creía que esta sería su única oportunidad para casarse. Sin embargo, Lea cosechó un fruto amargo por su parte en el engaño: años de competencia con su hermana por el amor de Jacob.

Como Lea había puesto su sentido de valor personal en conquistar el amor de Jacob, continuó frustrada e infeliz hasta que permitió que Dios fuera la fuente de su autoestima. Podemos ver su recorrido de crecimiento emocional a través del significado de los nombres que eligió para sus hijos. Rubén, el primogénito, significa “Mira, un hijo”. Lea dijo: “Ahora mi esposo me amará”. ¡Pero Jacob no la amaba! El nombre del segundo hijo, Simeón, significa “escuchada”, porque Lea dijo: “El Señor oyó que yo no era amada y me ha dado otro hijo”. Sintiéndose aún rechazada, Lea llamó a su tercer hijo Levi, que significa “apego”. Lea todavía creía que podía ganar la competencia con su hermana y hacer que su marido se apegara a ella por haberle dado tres hijos. ¡Pero Jacob aún no la amaba!

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