Читать книгу Sin miedos ni cadenas. Lecturas devocionales para damas онлайн

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El Muro de los Lamentos, en la antigua ciudad de Jerusalén, es un lugar de oración. Personas de todas partes del mundo lo visitan para rezar y dejar cientos de papelitos con peticiones y agradecimientos en las ranuras de las piedras. Parada frente al Muro Occidental, me sentí arropada, envuelta en esas oraciones susurradas en todos los idiomas imaginables.

Una emoción difícil de describir me anudó la garganta. ¿Cuántas manos tocaron esta pared? ¿Cuántos labios pronunciaron bendiciones —por cuántas generaciones— frente a estas mismas piedras? Las piedras del muro son un testimonio de la historia de Israel, y nos ayudan a recordar.

La Biblia nos instruye a que recordemos nuestro pasado y de dónde venimos (Deut. 7:8-10; 8:2). Necesitamos, como hizo Samuel, colocar piedras en el camino que nos recuerden que “hasta aquí nos ayudó Jehová” (1 Sam. 7:12). La cultura de consumo en la que estamos inmersas hace que nos enfoquemos en las cosas nuevas que podemos tener. Hace que olvidemos los regalos recibidos tan pronto como los desenvolvimos. Dios nos llama a la rebeldía cultural. Debemos recordar el camino y bendecir el proceso que nos trajo hasta aquí.

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