Читать книгу Un mensaje de @Dios para ti. Lecturas devocionales para jóvenes онлайн

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El culto comenzó a las nueve de la mañana con cantos de adoración. El ambiente no podía ser mejor para aquel grupo de 44 personas. Las tropas avanzaban por tierra y aire, usando helicópteros artillados. El comandante que viajaba en la nave principal observó por los binoculares a un grupo de personas reunidas. Comunicó a las tropas de tierras y a las otras naves que había un objetivo militar. El protocolo acordado era lanzar una bomba, luego llevar a cabo una operación envolvente y finalmente verificar cuántos insurgentes habían sido dados de baja.

El helicóptero principal se abalanzó hacia su objetivo y los hermanos advirtieron lo que estaba por pasar. Las damas y los niños empezaron a llorar. Dos dirigentes ordenaron que todos se calmaran y oraran. Cuando estaban orando, una idea cruzó como un relámpago en la mente de uno de los dirigentes. Corrió hasta la ventana, tomó la cortina blanca, la amarró a un palo y salió a la puerta principal, ondeando la cortinita como señal de paz y sometimiento (muy parecido al clímax de la película White House Down). Desde la nave el comandante pudo ver al caballero agitando la cortina blanca y suspendió el ataque. Luego mandó a aterrizar la nave frente a la capilla. Según cuenta el profesor Enoc Iglesias, el comandante descendió de la nave, con cara de simpatía y amistad, y declaró:

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