Читать книгу Un mensaje de @Dios para ti. Lecturas devocionales para jóvenes онлайн

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Llegó un miércoles, se sentó y sin inmutarse dijo:

—Tengo cáncer.

Era una indígena Embera. Venía de una zona muy distante. Cuando su salud se vio afectada fue al médico en Quibdó, donde la remitieron al hospital universitario de Cartagena. Allí, después de entregarle el diagnóstico, le entregaron la dirección de aquella vivienda donde cada miércoles se reunía un grupo de adventistas para orar por las necesidades de la comunidad.

Había asistido durante varios miércoles sin decir una sola palabra. El primer día llevaba todos los atuendos y adornos propios de su etnia, pero con el paso de las semanas los collares de huesos y colmillos desaparecieron de su cuello, aunque conservó sus vistosos y coloridos vestidos. Los «Embera Katíos» adoran a los dioses del sol, el aire, la luna, la tierra, el agua y el fuego, entre otros; pero ahora ella había conocido a Jesús, el Hijo de Dios y Salvador del mundo, y había escuchado que por la fe en su nombre podía obtener la sanidad.

Estudiando con nosotros aprendió a orar y a presentarle a Dios sus necesidades, especialmente sus problemas de salud. Pasó el tiempo y volvimos a escuchar su voz cuando nos presentó el resultado de otro de sus exámenes médicos:

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