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Padre celestial, quiero amar como tú me amas, sin requisitos previos ni condiciones. Te pido que hoy tu Santo Espíritu me llene del amor de Cristo, pues solo así podré reflejar su carácter ante quienes me rodean.
20 de marzo
¿Sacrificio o privilegio?
“Si alguien quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame” (Mateo 16:24).
Tomar la cruz de Cristo y seguirlo: ¿Es esto un sacrificio? Dejemos que David Livingstone, el célebre misionero y explorador británico, responda. Livingstone ya era un héroe nacional cuando en marzo de 1866 decidió regresar al continente africano, con el objeto de continuar con la misión que había comenzado en 1840. ¿Cuál era esa misión? En una carta a su hermano Charles la menciona: “Soy un misionero de todo corazón. El Hijo de Dios fue misionero y médico. Yo soy, o deseo ser, una pobre imitación de lo que él fue. En su servicio deseo vivir, y en su servicio deseo morir” (God’s Witnesses. Stories of Real Faith, p. 205).
El caso es que, durante años, nada se sabía de él. “¿Dónde está Livingstone?”, era la pregunta que la gente se hacía. Entonces James Gordon Bennett, fundador y editor del New York Herald, decidió comisionar a su reportero estrella, Henry Morton Stanley, para que viajara al África y encontrara a Livingstone, sin importar el tiempo ni el dinero que debiera emplear.