Читать книгу 100 Clásicos de la Literatura онлайн
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—¿Quiénes son los magos?
—El mismo Oz es el Gran Mago —manifestó la Bruja en voz mucho más baja—. Es más poderoso que todos los demás juntos, y vive en la Ciudad Esmeralda.
Dorothy iba a hacer otra pregunta; pero en ese momento los Munchkins, que habían escuchado en silencio, lanzaron un grito agudo y señalaron hacia la esquina de la casa bajo la cual yacía la Bruja del Oriente.
—¿Qué pasa? —preguntó la ancianita, y al mirar rompió a reír. Los pies de la Bruja muerta habían desaparecido por completo y no quedaban más que los zapatos de plata—. Era tan vieja que el sol la redujo a polvo. Así termina ella, pero los zapatos son tuyos y te los daré para que los uses.
Recogió los zapatos y, luego de quitarles el polvo, se los entregó a Dorothy.
—La Bruja del Oriente estaba orgullosa de esos zapatos plateados —comentó uno de los Munchkins—, y creo que tienen algo mágico, aunque nunca supimos cuál era su magia.
Dorothy los llevó al interior de la casa y los puso sobre la mesa. Cuando volvió a salir, dijo: