Читать книгу 100 Clásicos de la Literatura онлайн

534 страница из 1361

"—Creo que el otro lo haré un poco más grande— respondió el granjero.

"Y cuando estuvo listo el otro ojo pude ver mucho mejor que antes. Después me hizo la nariz y la boca. Pero no hablé, pues en ese momento ignoraba para qué me servía la boca. Tuve el gusto de verlos hacer mi cuerpo, mis brazos y piernas. Y cuando al fin me colocaron encima la cabeza, me sentí muy orgulloso, pues pensé que era tan hombre como cualquiera.

"—Este muñeco asustará de veras a los pájaros —opinó el granjero—. Parece un hombre.

"—En verdad que es un hombre —declaró el otro, y yo estuve de acuerdo con él.

"El granjero me llevó entonces al sembrado y me puso sobre ese poste donde me encontraste, luego de lo cual se fueron ambos, dejándome solo.

"No me agradó que me abandonaran así, de modo que traté de seguirlos; pero mis pies no tocaban el suelo y tuve que quedarme colgado del poste. Realmente, era una vida muy solitaria, ya que no tenía nada en que pensar, porque hacía tan poco que me habían hecho. Muchos cuervos y otras aves llegaron volando al sembrado; pero no bien me veían se alejaban de nuevo, creyendo que yo era un Munchkin, lo cual me agradó y me hizo sentir muy importante. Después, un viejo cuervo se fue acercando poco a poco y, luego de observarme con gran atención, se posó sobre mi hombro y dijo:

Правообладателям