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Dorothy abrió la alacena de la Bruja a fin de llenar su cesta con provisiones para el viaje, y allí vio el Gorro de Oro. Se lo probó por curiosidad, descubriendo que le sentaba perfectamente bien. Ignoraba el poder del Gorro, pero vio que era bonito, y decidió llevarlo puesto y guardar su sombrero en la cesta.

Después, cuando ya estuvieron preparados para el viaje, partieron hacia la Ciudad Esmeralda, mientras que los Winkies se despedían de ellos con grandes demostraciones de afecto.

CAPÍTULO 14

LOS MONOS ALADOS

Recordarán los lectores que no había camino, ni siquiera un senderillo, entre el castillo de la Bruja Maligna y la Ciudad Esmeralda. Cuando los cuatro viajeros iban en busca de la Bruja, ésta los vio llegar y mandó a los Monos Alados a capturarlos. Así, pues, resultaba mucho más difícil hallar el rumbo entre los campos salpicados de flores de lo que lo era viajando por el aire. Claro, sabían que debían marchar hacia el este, en dirección al sol naciente, y al partir lo hicieron de manera acertada. Pero al mediodía, cuando el sol brillaba directamente sobre sus cabezas, no pudieron saber dónde estaba el este y dónde el oeste, razón por la cual se extraviaron en aquellos campos. No obstante, siguieron marchando hasta que llegó la noche y salió la luna. Entonces se acostaron entre las perfumadas flores y durmieron profundamente hasta la mañana... todos ellos menos el Espantapájaros y el Leñador.

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