Читать книгу Don Quijote de la Mancha онлайн

62 страница из 162

-Éste que se sigue es Florimorte de Hircania -dijo el barbero.

-¿Ahí está el señor Florimorte? -replicó el cura-. Pues a fe que ha de parar presto en el corral, a pesar de su estraño nacimiento y sonadas aventuras; que no da lugar a otra cosa la dureza y sequedad de su estilo.

Al corral con él y con esotro, señora ama.

-Que me place, señor mío -respondía ella; y con mucha alegría ejecutaba lo que le era mandado.

-Éste es El Caballero Platir -dijo el barbero.

-Antiguo libro es éste -dijo el cura-, y no hallo en él cosa que merezca venia. Acompañe a los demás sin réplica.

Y así fue hecho. Abrióse otro libro y vieron que tenía por título El Caballero de la Cruz.

-Por nombre tan santo como este libro tiene, se podía perdonar su ignorancia; mas también se suele decir: "tras la cruz está el diablo"; vaya al fuego.

Tomando el barbero otro libro, dijo:

-Éste es Espejo de caballerías.

-Ya conozco a su merced -dijo el cura-. Ahí anda el señor Reinaldos de Montalbán con sus amigos y compañeros, más ladrones que Caco, y los doce Pares, con el verdadero historiador Turpín; y en verdad que estoy por condenarlos no más que a destierro perpetuo, siquiera porque tienen parte de la invención del famoso Mateo Boyardo, de donde también tejió su tela el cristiano poeta Ludovico Ariosto; al cual, si aquí le hallo, y que habla en otra lengua que la suya, no le guardaré respeto alguno; pero si habla en su idioma, le pondré sobre mi cabeza.

Правообладателям