Читать книгу El deva corporal онлайн

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Cuando nos brindan cuidado, tendemos a recibir solamente tratamiento para una parte del todo. No somos un cuerpo íntegro: somos un intestino delgado o una vejiga o una emoción o un tobillo o una pierna. O somos una constelación de síntomas que ya tienen una etiqueta: enfermedad de Crohn, síndrome de estrés postraumático, lupus. Luego, nos segmentan aún más con base en la percepción de la separación entre la mente y el cuerpo. Los médicos tratan nuestras dolencias físicas, aquellas que se pueden etiquetar y examinar (y que en últimas saldrán a la luz en un examen de laboratorio), mientras que los psicólogos y los terapeutas se ocupan de nuestras emociones o de nuestra “mente”. Si hemos tenido alguna breve experiencia con las terapias holísticas, puede que hayamos recibido un cuidado que ayuda al cuerpo y a la mente o un cuidado que entiende que nuestras mentes, emociones y cuerpos pueden ayudarse o herirse entre sí. Aunque esto puede ser una especie de revelación para algunos (y algo pasado de moda, para otros), si tuvieras que preguntarle a alguien con depresión si experimenta síntomas físicos debido a su condición, la respuesta sería un rotundo sí. Asimismo, si le preguntaras a alguien con cáncer si está lidiando con emociones difíciles o si ha expandido su perspectiva espiritual como resultado de la experiencia, la respuesta también sería un rotundo sí. No existe ninguna duda sobre la capacidad de la medicina alopática para ayudar en el cuidado de una emergencia o su habilidad para ofrecer productos farmacéuticos a quienes los necesitan para garantizar el equilibrio y el funcionamiento adecuados de sus sistemas. Y dado que en la medicina alopática aún no se ha aceptado del todo el conocimiento de que el cuerpo y la mente sí interactúan —incluso décadas después de la introducción del término psiconeuroinmunología—, bien podríamos estar a muchos años de cualquier tipo de sistema en la medicina convencional que permita un acercamiento a la sanación diferente al puramente mecanicista. Si bien este tipo de cuidado es importante, apenas si vislumbra una pequeña parte de nuestro potencial de sanación.

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