Читать книгу El Ranchero Se Casa Por Conveniencia. La Bonita Historia De Un Matrimonio De Conveniencia онлайн
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Dylan Banks salió por la puerta de doble hoja y empezó a andar. Llevaba una camisa vaquera y pantalones chinos. Una de sus piernas estaba morena; la otra era de acero.
—Keaton, has llegado.
—Me alegro de volver a verte, Banks.
Se dieron un apretón de manos; juntaron sus palmas llenas de cicatrices, agarraron los dedos ásperos y tiraron hacia dentro. Se abrazaron dándose numerosas palmadas en la espalda. Keaton había servido con el sargento Dylan Banks en más de una misión. Era un hombre sagaz y capaz de improvisar en situaciones difíciles con los mejores.
—Menudas instalaciones tienes —dijo Keaton—. Sólo he escuchado cosas positivas acerca de este rancho.
—Los aceptamos a todos —respondió Banks—. «A los rendidos, los pobres, las masas hacinadas».
—¿Eso no está escrito en la estatua de la Libertad? —se rio Keaton.
—Bueno, ahora acogemos a miserables desechos como los rangers del Ejército.
Banks extendió un brazo con la intención de dar un puñetazo a Keaton, quien vio el movimiento y se mantuvo en el sitio para recibirlo. Todo de buen rollo.