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De lunes a sábado corría desde su apartamento hasta su clase de Krav Maga. Ella había tomado las clases de combate cuerpo a cuerpo desde la escuela de derecho. Krav Maga mantuvo su mentalmente agudo. Para no mencionar, ella fue casi 1.60m (mientras ella estaba usando los tacones de siete centímetros) y la friolera de cuarenta y cuatro kilos. Eso la ponía en clara desventaja de tamaño contra cualquiera que no fuera de tercer grado. Saber cómo destrozar una rótula le servía de consuelo cuando se dirigía a su coche a altas horas de la noche o cuando rechazaba las insinuaciones de algún borracho en la azotea del bar de Doc.

Después de la clase, dependiendo de dónde hubiera dejado el coche la noche anterior, volvía a casa para prepararse para el trabajo o corría directamente a las oficinas de Prescott & Talbott y se duchaba en el gimnasio del bufete, donde guardaba una reserva de ropa de trabajo.

Los domingos no hacía ejercicio ni trabajaba. Dormía hasta el mediodía y luego pasaba la tarde en casa de sus padres, quedándose a cenar con sus hermanos, las esposas de éstos y sus variados sobrinos.

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