Читать книгу Un despropósito ecuatorial. Volumen I онлайн

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Como el grito fue lanzado -eso dicen las crónicas- el 1º de enero del buen año 1475, en un alarde de originalidad la llamaron Annobón (do anno bom). Más tarde Macías la renombraría como Pigalu (a mis hijos les parecerá el nombre de un pokemon). Aún faltaban 21 años para que Cristóbal Colón desembarcara en Bohío, una isla a la que él sin embargo llamó La Española y en la que hoy se encuentran República Dominicana y Haití. Es un lío eso de quién es el que puede ponerle nombre a las cosas. Acordémonos de que era dios, según el Génesis, quien creaba todo según lo iba nombrando. Será que a los poderosos les gusta jugar a eso.

Entre Bioko y Annobón se encuentran las islas de Santo Tomé y Príncipe, también colonizadas por Portugal y convertidas primero en ingenios de azúcar trabajados por esclavos -los llevaban desde Angola-13 y más tarde en un país independiente. Si no fuera por una arista puntiaguda y bastante rara de la historia lo normal habría sido que Annobón con el tiempo hubiera formado parte de este último país.

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