Читать книгу Un despropósito ecuatorial. Volumen I онлайн

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El tercero de los rasgos deslumbrantes al que quiero referirme fue su imprevisibilidad. La coherencia vital con el empeño de ser en la vida romero.

Que no hagan callo las cosas ni en el alma ni en el cuerpo,

pasar por todo una vez; una vez solo y ligero,

ligero, siempre ligero.

Que no se acostumbre el pie a pisar el mismo suelo,

ni el tablado de la farsa, ni la losa de los templos

para que nunca recemos

como el sacristán los rezos,

ni como el cómico viejo

digamos los versos.213

A esa coherencia personal se refirió Guillermo de Torre (el cuñado de Borges; el mismo que había fundado con Ernesto Giménez Caballero La Gaceta Literaria) cuando le pidieron escribir un epílogo para la Antología rota de León Felipe.214

Así, no era en absoluto previsible que el hijo del notario dejara la farmacia que regentaba en Santander para irse varios años a recorrer España con una compañía itinerante de teatro. Esa etapa de su vida recuerda mucho el viaje a ninguna parte de Fernando Fernán Gómez.215

He leído en un blog que aquella farmacia (que estaba en la plaza de la Esperanza n.6 de la ciudad cántabra) fue en su momento muy conocida porque exhibía en el escaparate un feto humano conservado en un gran frasco de formol.

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