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Me siento en la obligación de prevenir además al lector de que sus páginas están plagadas de citas. Una verdadera plaga.

La razón es que -si uno revisa lo suficiente- resulta infrecuente encontrar algo que no haya sido ya escrito. Las notas a pie de página lo atestiguan. También mi falta de fantasía para inventar según qué cosas y la pretensión de que el texto pueda en algún momento recibir la legitimación de los legitimadores.

Lo decía Cortázar (ahí va la primera):1

…citar es citarse. La diferencia es que los pedantes citan porque viste mucho y los cronopios porque son terriblemente egoístas y quieren acaparar a sus amigos.

…y la segunda. Ésta es una concesión sentimental, porque se trata de una página póstuma que fue impresa en Bruselas el 15 de febrero de 1984, exactamente al día siguiente del entierro de Julio.

…más de una vez la memoria iba trayendo cosas todavía no dichas, pedacitos ajustables a los otros pedacitos …yo iba viendo nacer los puntos de sutura, la unión de tanta cosa suelta o presumida …rompecabezas del insomnio de la hora del mate delante del cuaderno …necesitábamos que aquello se completara, que el último agujero recibiera al fin la pieza, el color, el final de una línea viniendo de una pierna o de una palabra o de una escalera.2

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