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De regreso a España la orden no lo entretuvo mucho tiempo -tras la sangría que había sido la guerra civil no debían de contar con demasiados misioneros- y volvió a enviarlo otra vez al sureste asiático. A Manila, donde ejerció como vicario general de los chinos; primero de la ciudad y más tarde de todo Filipinas.

Juan Bautista fue también obispo (auxiliar) en Manila, donde según internet promovió vocaciones sacerdotales, organizó diez parroquias personales (son las encomendadas a una sola persona), así como nueve distritos misionales y diecisiete escuelas católicas.87

Esas líneas remiten -por ser calcadas- a un juego de mesa de los años 40 pensado para acompañar la evangelización y el crecimiento de la iglesia. Se llama Imperio, lo que proporciona ya una idea de por dónde van los tiros, y a él voy a referirme más adelante.88

En 1962 el fraile asturiano participó activamente en el Concilio promovido por Juan XXIII (el Vaticano II). Según declaraciones de su sobrino recogidas en el artículo de Julio Vivas:

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