Читать книгу Tres ensayos sobre democracia y ciudadanía онлайн

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3. Hay que recordar que el menosprecio a otras culturas vivas dentro del territorio se sostuvo en aquella noción liberal del derecho según la cual ha de primar la autonomía individual sobre la de pueblos y culturas, aunque los teóricos actuales del liberalismo han buscado superar esa noción importante en el inicio de los procesos democráticos en Europa y en los Estados Unidos. Porque la protección de las culturas es en primer término la protección de las personas que las constituyen. Si bien el llamado «multiculturalismo» puede derivar en hacer difícil la convivencia en un mismo espacio social de personas que se identifican con culturas diversas, no es verdad absoluta que la existencia de muchas culturas sea fuente de conflictos; éstos se originan más bien cuando se busca imponer un proyecto estatal que elimine las diferencias en nombre de una nación única. Hoy día, al parecer, vamos a transitar por el camino de la asociación, siendo del todo ejemplar el iniciado por la Unión Europea.

En Latinoamérica se han producido muchos intentos de homogeneización, especialmente vinculados a lo económico, y los resultados han sido hasta ahora pobres y limitados. Los enemigos de una más amplia integración, en territorios que comparten elementos culturales comunes, idiomas mayoritarios similares y costumbres parecidas, se han encontrado y se encuentran tanto dentro como fuera del espacio latinoamericano o, si se prefiere, sudamericano. Contra lo que podría pensarse en una primera instancia, el proceso de globalización y la supremacía de las empresas multinacionales, sumados a la vigencia en muchas élites del pensamiento neoliberal, han sido obstáculos que han frenado los intentos integracionistas, anunciados y promovidos en todos los países por sus intelectuales y políticos de mayor visión. Pero en muchos casos han ganado los pobres nacionalismos, enquistados en poderes subalternos y de corto plazo.

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