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Capítulo 2

El trabajo y la religión griega

Los dioses bendijeron a los griegos con un país ubicado en uno de los lugares más bellos del mundo. La costa griega cuenta con un paisaje asombroso: acantilados con vistas increíbles, playas de arena blanca y un mar azul transparente. El clima es ideal, cálido en verano, templado en invierno y regado de sol la mayor parte del año. La comida es abundante y fácil de obtener. Basta con lanzar las redes para pescar los más deliciosos frutos de mar. Los cereales, las vides y los olivos crecen sin dificultad, y criar cabras para obtener su leche es solo cuestión de proponérselo. Entonces, ¿quién querría trabajar en un lugar así? Para las clases altas el trabajo físico era algo denigrante, por eso quedaba reservado a la mayor parte de la población, constituida por las clases bajas y los esclavos. Como era de esperar, sus leyendas reflejan a la perfección esa cultura. Analicemos algunos casos.

Dédalo: el entrepreneur del Egeo

El filósofo italiano Giorgio Colli sitúa el legendario mundo de Creta cinco siglos antes de que Apolo fuera introducido en Delfos, lo que da una idea de la antigüedad del mito.44 La leyenda gira alrededor de Minos, un desagradable rey, célebre por su autoritarismo y su petulancia; y Dédalo, el inventor, artesano y arquitecto más conocido de la mitología griega, que en gran medida es la imagen arquetípica del emprendedor.

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