Читать книгу La Señora de todos los Pueblos. El derramamiento universal del Espíritu Santo онлайн

5 страница из 11

El Padre Frehe, como confesor de Ida y consejero de la familia Peerdeman, recibió la información de los hechos extraordinarios y también él le recomendó a la joven que guardara lo ocurrido en secreto.

Por lo tanto, la forma en la que la Virgen preparó a Ida durante su infancia para recibir sus mensajes quedó oculta durante mucho tiempo. Treinta y tres años después –el 10 de diciembre de 1950–, cuando la vidente, temerosa, le preguntó a la Madre con preocupación por si le creerían, ella le recordó las tres visitas sucedidas en 1917: “Sí, te creerán, por eso ya había venido antes a ti cuando tú aun no comprendías. Entonces no era necesario. Era la prueba para este momento”.

Al terminar la escuela primaria, Ida quería seguir estudiando para obtener el título de maestra. Sin embargo, luego de un período de práctica docente, fue descalificada. Las autoridades consideraron que no era indicada para esa profesión ya que le faltaba imaginación. Más adelante, ese juicio sería fundamental en su vida, cuando la acusaron de que las apariciones eran fruto de su fantasía. Muchos años más tarde, un examen psicológico (encargado por disposición del obispo) la definió como una persona “normal”, incapaz de imaginaciones figurativas, realistas y sin fantasías.

Правообладателям