Читать книгу El secreto de la tierra y los primeros dioses онлайн

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Desde entonces la ciudad de Ur ganó el respeto y temor de las demás naciones. Sus límites con el reino de Kah quedaron delimitados por el río Muerto, una corriente de agua amarga y helada que nacía en la cordillera y desembocaba en el mar junto al faro de Hades, una enorme torre de marfil negro, tan antigua como la creación del mundo, que se erguía sobre las aguas, iluminando las costas con una llama imperecedera que ninguna tormenta podía extinguir.

Con el paso del tiempo, la historia de la guerra y de cómo fue derrotado el ejército de Kah se esparció por el mundo. Los reinos que antes fueron enemigos de Ur, empezaron a pagar tributo por temor a su poder y su magia.

Si estás leyendo esto, significa que quieres saber cómo comenzó todo, el origen del mundo y sus deidades. Sin embargo, déjame aclararte que no hablo del mundo que conoces, sino de uno mucho más pequeño, aunque no distante.

Palabras de Nathalith, escriba del rey.

Una fiesta en el castillo

Entre risas y cantos, bailes y música se encontraba la ciudad de Ur. Aquel cálido día de verano se celebraba el veinticincoavo aniversario del final de la guerra; por tal motivo, la ciudad se adornaba con miles de cristales colgados en cada casa, tienda y bazar. No había puerta o ventana que careciera de un cristal blanco, en representación al de mayor tamaño ubicado en la torre más alta del castillo de Helena, el cual albergaba el cristal desde el año seis después de la guerra. Como símbolo de paz, se erigía sobre el monte Munhadar en el centro de Ur, entregando esperanza y salud a los habitantes del reino.

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