Читать книгу El pensamiento crítico desde Sudamérica. Tres años de "Huellas de Estados Unidos" онлайн

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Tras una referencia a cómo varias culturas de América precolombina iniciaron y desarrollaron las formas originales de cultivo de maíz, el narrador utiliza la mayor parte del tiempo restante para hablarnos de diversas construcciones mitológicas que se habrían acumulado en torno a la producción del alimento. Rituales, deificación y sacrificios humanos toman el control de la exposición, mientras los aspectos técnicos de un proceso de perfeccionamiento agrícola que llevó siglos son prácticamente eliminados del relato. No conforme con esta distorsión de los orígenes culturales y técnicos del maíz, el mote de irracionalidad es extendido al presente cuando el narrador dice que, aún hoy, muchos granjeros repiten los viejos rituales al plantar cuatro semillas por pocito: “una para el mirlo, una para el cuervo, una para el gusano y otra para crecer”. Completado con esta frase el enterramiento del pasado y el presente latinoamericanos en las profundidades del primitivismo mágico, comienza lo mejor: el ensalzamiento de los usos industriales del maíz en la actualidad.ssss1 El horizonte histórico del mundo es puesto en las prácticas y las formas productivas de un “nosotros” que, desde los indicios que brinda la narración, no incluye a Latinoamérica: “[…] nuevos vitales usos para el maíz, […] plástico más fuerte que el acero para autos, para tanques, hombres de guerra, naves de paz, máquinas agrícolas, trenes de línea y edificios del futuro, de plástico. ¡Monumentos al maíz!” Así, el reconocimiento final hacia el cazador precolombino que se percató de que el maíz era comestible sólo sirve para poner a sus descendientes actuales detrás de las formas y los ideales de la economía que tantas maravillas hace hoy con su descubrimiento.

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