Читать книгу Nuestra asignatura pendiente онлайн

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—¡Papá! —gritó Bethany—. ¿Por qué no me has dicho que ya te lo has leído?

Kyle parpadeó. No se había dado cuenta de que había hablado en voz alta. Se sentía raro. Confundido. Tanto, que se miró las manos, pero las tenía vacías. Si su hija no hubiese estado delante, se hubiese echado a llorar como un niño. Sentía un nudo en la garganta.

—Es que no lo he leído —balbuceó, todavía inmerso en la historia.

—¿Cómo qué no? ¡Si lo has dicho tal cual está en el libro! ¡Mira! —exclamó molesta, y señaló con el dedo el párrafo que acababa de recitar.

Kyle leyó en voz alta:

—Lo he sabido porque al mirarte veo que eres policromática. Y no se trata de tu ropa, no. Es algo que te envuelve. ¿Tu aura? No lo sé. Solo sé que es como una luz que te rodea y esa luz tiene mil matices. Eres primavera, colores, alegría… No, rosas blancas, no. Contigo van más las fresias.

—¿Ves? Justo cómo has dicho. ¡Te conoces el texto de memoria! ¿Cómo lo has hecho?

—No lo sé, Bethany —mintió, sintiéndose incómodo—. Por favor, come o el desayuno se enfriará —intentó cambiar de tema, pero ni siquiera cuando su hija le obedeció fue capaz de evadirse. Al cabo de varios minutos, la curiosidad lo venció, necesitaba esclarecer lo que estaba pasando—. Y… eh, ¿quién es el autor del libro?

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