Читать книгу Nuestra asignatura pendiente онлайн

7 страница из 101

Y nosotros, que formábamos parte de ese entorno y, al mismo tiempo, de nuestro propio mundo, caminábamos. Caminábamos y fingíamos indiferencia cuando nuestras manos se rozaban. Entonces contenía la respiración durante un segundo, aunque después la soltaba despacito para no delatar la emoción que me provocaba sentir tu piel contra la mía.

Te miré de reojo mientras hablabas. Teníamos que hacer un cartel para el instituto, así que exponías todas las ideas que se te pasaban por la cabeza. Diseñar se te daba bien: siempre dabas con alguna ocurrencia que te hacía destacar entre los demás. De hecho, el paseo por el parque formaba parte del proyecto.

Comenté algo y volví a mirarte. Seguías concentrado en tu discurso; y yo, en tu perfil. Nunca llegarías a participar en un concurso de belleza, pero yo tampoco. Aunque, para mí, hacía años que te habías convertido en el chico más guapo de todos: con tu pelo oscuro, corto pero alborotado, y tus ojos marrones, que lo miraban todo intensamente. La nariz recta acababa de perfilar el rostro, que siempre tenía una expresión amable, y una boca que me moría por besar. Me preguntaba si conocías mis deseos.

Правообладателям