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Él sonrió al ver que ella lo había visto y reconocido. Emily se mordió el labio inferior y le devolvió la sonrisa, que pronto se amplió hasta que le abarcó toda la cara y le iluminó la mirada. Salió de la fila y le alargó una mano, que se apresuró en agarrar.

—¿Qué haces aquí?

—No podía dejar que te fueras sin despedirme.

—Kyle… —se le quebró la voz—. Nada ha cambiado —susurró. Sentía la necesidad de dejar las cosas claras para que no se creara falsas ilusiones. No obstante, era probable que se tratara de su parte racional, buscando imponerse a sus propias emociones.

—Shhh, no hace falta que digas nada. Solo quería verte y…

—Señorita, le toca —le avisó alguien de la fila.

Emily miró hacia el puesto de control, preguntándose por qué el tiempo había pasado tan rápido.

—Lo siento, debo irme —le informó. No podía arriesgarse a tener que hacer toda la cola de nuevo porque acabaría perdiendo el vuelo. Kyle se sacó un objeto del bolsillo del abrigo y se lo puso en la palma, Emily cerró la mano en un puño de forma casi automática.

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