Читать книгу La historiografía medieval. Entre la historia y la literatura онлайн

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La emergencia de la literatura genealógica durante este periodo está conectada con la expansión del sentido dinástico y la consolidación de la organización agnática de la familia a partir del siglo X. La literatura genealógica de las monarquías y los grandes condados se verifica en un contexto todavía eclesiástico y monástico, pero con una intencionalidad más política y cortesana que religiosa y espiritual. Se conservan así algunas genealogías como las del conde de Flandes, Arnoldo el Grande, compuesta por Vuitgerius entre el 951 y el 959 y conservada en la abadía de Saint-Bertin; entre el 1050 y 1110, noticias de las genealogías del conde de Flandes, Arnoldo el Joven, redactadas en el monasterio de Saint-Pierre-au-Mont-Blandin; una genealogía de los condes de Vendôme, insertada en el cartulario de Vendôme, y seis genealogías de los condes de Anjou procedentes de Saint-Aubin de Angers; de finales del siglo XI data la primera redacción de la genealogía de los condes de Boulonge y un fragmento de la historia de los condes de Anjou, y entre 1110 y 1130 aparecen dos nuevas genealogías de los condes de Flandes. Hacia 1160 se produce un periodo de especial fecundidad: se revisan las genealogías flamencas y angevinas y los autores de crónicas e historias regionales se muestran mucho más atentos a los datos genealógicos. Por fin, en 1194, Lamberto de Ardres escribe la Histoire des comtes de Gines, considerado un modelo del género genealógico.ssss1

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