Читать книгу Noche sobre América. Cine de terror después del 11-S онлайн

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Tercera secuencia: en una casita junto al cementerio, el resucitado toca el piano. Sabemos que su cuerpo vive, pero de su alma acaso sólo permanecen los acordes de la triste melodía. Los mismos gángsteres que consiguieron inculparlo llegan al cementerio con el fin de rematarlo, le disparan y, no obstante, el muerto avanza todavía con paso tambaleante.

Las tres secuencias pertenecen a Los muertos andan (The Walking Dead, Michael Curtiz, 1936) e ilustran la indefinición característica de los géneros cinematográficos. ¿Es Los muertos andan un melodrama criminal, una película de ciencia ficción o una historia de terror? Contra quienes opinan que la hibridación genérica es un invento posmoderno, descubrimos que dentro del cine clásico las fronteras entre géneros resultan más huidizas de lo que pretende la crítica. Como escribía Rick Altman (2000: 294), «los géneros siempre fueron tratados —y aún lo siguen siendo— como si hubieran surgido, tal y como los conocemos, directamente de la cabeza de Zeus»; sin embargo, la realidad demuestra que están lejos de ser una categoría platónica. Por el contrario, los géneros se transforman, mezclan y destruyen en una circulación constante entre las propuestas de la industria, las expectativas de los espectadores y las etiquetas de la crítica.


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