Читать книгу Transpersonalismo y decolonialidad. Espiritualidad, chamanismo y modernidad онлайн

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En todas las secciones del presente ensayo, cuando nos referimos a “espiritual”, “transpersonal”, “transpersonalista”, “EAC”, nos estamos limitando exclusivamente al concepto “enteógenos” en el sentido original de los creadores del neologismo,1 y a sus técnicas y contextos rituales tradicionales, así como al resto de similares sistemas sin uso de enteógenos. En ningún momento estaremos haciendo referencia a estupefacientes y estimulantes, al uso recreativo, lúdico o sin objetivos de drogas –al estilo occidental individualista moderno y posmoderno–, y mucho menos a las profanaciones mercantilistas occidentales de sustancias vegetales como el tabaco, la coca y en cierto sentido el cannabis, en sus varias “mala praxis” (Mabit, 1997; Mabit y Giove, 2010) que suelen originar las adicciones graves, el gran drama de las sociedades del capitalismo occidental, y una de las tantas consecuencias negativas del veto moderno/colonial de la dimensión espiritual, y de la perspectiva vegetalista en sus cuatro ideologías principales: cristiandad2 institucional teísta de mediación indirecta, decadente, opresiva, aristocrática, formalista y administradora de su propio poder; el conservadurismo y el liberalismo iluminista, positivista, racista, y el marxismo-leninismo ortodoxo, materialista, totalitario, vulgarizado dogmáticamente, seudocientífico y seudomesiánico, que en su aplicación práctica y brutal contradijo gran parte del pensamiento humanista del propio fundador, en el cual se advierte igualmente la matriz laicizada de la judeocristiandad y la matriz “mitificada” del evolucionismo positivista. El mismo Friedrich Engels (citado por Papaionnaou, 1967) advirtió en su tiempo proféticamente que dichas desviaciones podrían darse sobre todo en la “Santa Rusia” donde “la revolución se vuelve una especie de Virgen María, la teoría, una religión y la actividad en el movimiento, un culto”. Hoy llamamos a eso “sustitución simbólica” a pesar de que durante gran parte de los siglos XIX y XX el símbolo y el mito pretendieron ser devaluados y desestimados.

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