Читать книгу El IUSAM de APdeBA. Una casa universitaria para el psicoanálisis онлайн

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Finalmente, en 1938 se hizo la noche en Europa. Berlín, que había liderado una época gloriosa del Psicoanálisis vio como todo se derrumbaba mientras sus líderes se expatriaban. El propio Freud debió abandonar Viena con su familia e instalarse en Londres. Sus miembros en el exilio ayudaron a fundar nuevas asociaciones psicoanalíticas en otros países de Europa y América. Un grupo de ellos llegó al Rio de la Plata.

Con todo, la segunda guerra mundial pasó y el trípode de Eitingon mantuvo su presencia hasta nuestros días. Su prolongada vigencia es una señal de que su eficacia, como modelo formativo, no ha sido superada. Los Comités Didácticos de cada Asociación Psicoanalítica y la IPA conservaron el poder de vigilar sus requisitos. Inicialmente cuestionados de autoritarismo, los Comités Didácticos llevaron a cabo en las últimas décadas una profunda democratización de sus funcionamientos.

Mirado a la distancia, Berlín comenzó y llevo a cabo una necesaria profesionalización de la formación analítica. Por medio del prestigio del grupo y de los cargos que tenían en la IPA, impusieron las reformas con ese grado de “coerción externa” que según Freud, necesita un grupo para instalarse como institución. Dialogaban con Freud para discutir sus proyectos pero como generación más joven (de hermanos) se creó un dispositivo donde el poder de decisión iba a ser asumido colectivamente por una parte institucional llamada Comité Didáctico. Se dieron a la tarea de universalizar la formación para identificarla con el saber científico. A esta altura de la historia, a Freud lo consultaban pero no siempre lo seguían. Se le oyó decir: “Soy un comandante en Jefe sin ejércitos”. Es interesante mirar esos momentos en el espejo de Tótem y Tabú.

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