Читать книгу Dios te salve, Reina y Madre. La Madre de Dios en la Palabra de Dios онлайн

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Finalmente, San Ireneo extiende la maternidad de María desde Cristo a todos los cristianos, cuando habla de Ella como tipo de la Iglesia. Describe el nacimiento de Jesús como «el ser puro que abriría con toda pureza el puro seno que regenera a los hombres en Dios»[9].

MEMORIAS DE ÁFRICA

San Justino en Éfeso y San Ireneo en Francia podrían reivindicar que eran descendientes espirituales del apóstol San Juan. Por su parte, San Juan enseñaba desde una experiencia privilegiada, pues había vivido tres años junto a Jesús, y después, en los años siguientes, en la misma casa que la Virgen María. El cardenal John Henry Newman reflexionaba:

«Si hay un apóstol en quien deberíamos tener fijos los ojos a la hora de que nos instruya sobre la Santísima Virgen, ése es San Juan, a quien la confió nuestro Señor en la cruz... con quien, como dice la tradición, vivió en Éfeso hasta que murió. Este presentimiento tiene su confirmación; pues, como he dicho antes, uno de nuestros informadores más antiguos y completos en lo relativo a su dignidad, como segunda Eva, es Ireneo, que vino a Lyon desde Asia menor y había sido formado por los discípulos inmediatos de San Juan»[10].

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