Читать книгу Los profesores de Segunda Enseñanza en la Guerra Civil. Republicanos, franquistas y en la "zona gris" en el País Valenciano (1936-1950) онлайн
42 страница из 60
El Instituto Obrero, inaugurado en 1937, cubrió sus plazas con profesores evacuados llegados principalmente de Madrid, militantes de partidos del Frente Popular, muy convencidos del proyecto ideológico republicano y dispuestos a promover un modelo de educación beligerante contra el fascismo. El ministro Jesús Hernández, en el discurso de inauguración del Instituto Obrero, pronunció estas palabras que sintetizan el nuevo modelo de «escuela en guerra» que desde el Ministerio se proponían promover: «La enseñanza ha dejado de ser un privilegio de clase, ha dejado de ser coto cerrado de una casta de señoritos que podían disponer de medios económicos para formar a sus hijos, negando este beneficio a la inmensa mayoría de los hijos del pueblo».42
3. GUERRA ESCOLAR, CESES DE PROFESORES Y NUEVA POLÍTICA EDUCATIVA EN EL MINISTERIO DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA
La depuración republicana, poco conocida, pero con un alcance considerable a causa de la guerra, no afectó solo a los docentes. Todos los funcionarios del Estado, personal subalterno, funcionarios municipales y todos los trabajadores vinculados o adscritos a organismos oficiales (personal de los ministerios, ayuntamientos, jueces y policía municipal) fueron depurados. El Gobierno del Frente Popular dispuso el cese de todos los que hubieran tenido participación en el movimiento subversivo o fueran notoriamente enemigos del régimen.43 A un primer Decreto del 22 de julio de 1936, legislando al respecto, siguió otro del Gobierno de Largo Caballero, del 27 de septiembre de 1936, por el que suspendía de todos sus derechos a los funcionarios de todos los ministerios y demás centros dependientes del Estado,44 a excepción de los que trabajaban en instituciones y cuerpos armados. Los que quisieran reintegrarse debían rellenar un cuestionario que incluía preguntas sobre su afiliación política y sindical anterior al 18 de julio, y además tenían que aportar pruebas de su lealtad a la República, de manera que los certificados emitidos por los partidos del Frente Popular y los carnés sindicales se convirtieron en un bien muy preciado en esa época.