Читать книгу La constelación tercermundista. Catolicismo y cultura política en la Argentina 1955-1976 онлайн
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No obstante, dado que nuestro foco está puesto en el universo católico, estamos en condiciones de afirmar que ese antiguo nudo problemático que fue la relación Iglesia Católica-modernidad no pudo ser zanjado positivamente por el Concilio Vaticano II. En Europa, ese intento conciliador fue canalizado más rápidamente por la estructura eclesiástica para evitar que la brecha que separaba la esfera religiosa católica de una sociedad hipersecularizada se profundizara. Aun así, el enfrentamiento entre la curia romana y otros episcopados durante los años del Concilio y la impugnación de los grupos lefebvristas2 mostraron también que estos desgarramientos dejarían una secuela profunda en la institución, que se proyectó en la búsqueda de nuevas estrategias institucionales a partir de la década de 1970 y aun más tarde.
En América Latina, y especialmente en la Argentina, el Concilio Vaticano II desató fuerzas centrífugas que con dificultad se venían conteniendo desde comienzos de los años 50. En efecto, ya desde entonces comenzó a producirse un quiebre en la cadena de autoridad entre la jerarquía, el clero joven y los laicos, que el conflicto con el peronismo potenció. Además, un importante sector de la intelectualidad católica comenzó a transitar un camino de mayor autonomía con respecto al pensamiento de la jerarquía, propiciando una mayor secularización interna del catolicismo. Estos católicos humanistas, influenciados por las ideas de Jacques Maritain, de Emmanuel Mounier, de Louis J. Lebret, se despegaron de las posturas nacionalistas e intransigentes defendidas por sus referentes de los años 30 y 40. Al calor del Concilio confluyeron inicialmente con aquellos que se ubicaban en una línea de renovación, fuera en lo teológico, en lo litúrgico, en lo pastoral y en lo social.