Читать книгу La constelación tercermundista. Catolicismo y cultura política en la Argentina 1955-1976 онлайн

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En lo que hace a su relación con la jerarquía, a pesar de su pretensión de asumirse como guardianes de la ortodoxia y el Magisterio de la Iglesia, las relaciones de Genta y su grupo con esta institución fueron débiles y no faltaron opiniones que mostraron su desacuerdo ante las modalidades concretas con que muchos de los prelados asumían su misión pastoral. No obstante, y a diferencia de los comportamientos laicales que denunciaban, optaron por disimular esas diferencias subordinándose a los dictámenes de los documentos eclesiásticos y reafirmando la autoridad clerical dentro de la Iglesia. Se establecía una distinción entre un clericalismo dogmático –al que debían someterse todos los católicos por las razones señaladas– y un clericalismo político, cuyo peligro era la intromisión en la política de partidos. No lo era en, cambio, participar en la política orientada al bien común, como era el ejemplo de la Acción Católica y de la sindicalización obrera católica o de cualquier otra organización que se propusiera llevar la conciencia católica a todas las manifestaciones de la vida. Ese no era el caso de aquellos que, por el contrario, se mostraban más reacios a limitar su adscripción católica a una representación de carácter estrictamente confesional, como los estudiantes de la Liga Humanista. Desde una posición que rechazaba toda aceptación de los principios democráticos que había instalado la Reforma de 1918 en los claustros universitarios, se instaba a la juventud universitaria católica a retirarse de la Federación Universitaria Argentina y retomar su defensa de la Iglesia como católicos intransigentes.

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