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El capitalismo se encuentra ante estos límites que le son inmanentes y tiende a rebasarlos, es decir, a que el límite se corra cada vez más. La verdadera barrera es el capital mismo, que es motor y fin de la producción, punto de partida y punto final. Dice Marx que el medio –desarrollo de la productividad social– se enfrenta con el fin que es su límite, valorización del capital existente. La contradicción inmanente se da entre su tarea histórica –desarrollar la fuerza productiva– y las condiciones sociales de producción correspondientes.

Una cuestión muy interesante es lo que escribe Marx sobre esta ley de los límites de la producción capitalista. La misión histórica del capitalismo es el desarrollo de las fuerzas productivas del trabajo social y “al hacer esto y sin saberlo crea las condiciones materiales de un régimen de producción superior”. Lo que le inquieta a David Ricardo18 –con quien está discutiendo Marx– es que la cuota de beneficio está amenazada por el desarrollo mismo de la producción. Se revela desde el punto de vista puramente económico, es decir del burgués, en el curso de la razón capitalista, desde sus propios límites. Lo que no sabe (subrayo este “no sabe”) es que no es un sistema absoluto sino que corresponde a una determinada época restringida a las condiciones materiales de producción. Entonces el burgués no puede saber sobre la ley del límite inmanente del capitalismo.

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