Читать книгу Revistas para la democracia. El papel de la prensa no diaria durante la Transición онлайн

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Las revistas habían ocupado una parte del enorme vacío dejado por los diarios, controlados por el Estado o por los grandes grupos católicos y monárquicos integrados en el bloque de poder franquista. Su precariedad, paradójicamente, las hacía más fuertes para ejercer las funciones informativas y críticas propias de la prensa, aunque muchas sucumbieran en el empeño por los embates de la censura, las sanciones administrativas y las causas penales que se mantuvieron tras la nueva Ley de Prensa de 1966. Ello las convirtió en algo más, en señas de identidad de los jóvenes de orientación izquierdista, que conectaron con las inquietudes y las luchas de sus contemporáneos europeos y americanos. La España franquista se abría cada vez más al exterior por los intercambios económicos y culturales, por la emigración, el turismo y la dificultad cada vez mayor de impedir los flujos de información a través de los medios de comunicación modernos.

En esto coincidían con la multitud de revistas políticas que inundaban Europa por esos mismos años alentadas por el crecimiento económico y que, de manera algo contradictoria, servían de altavoz a una izquierda intelectual lacónicamente revolucionaria. La principal diferencia es que, mientras esa izquierda europea debatía sobre cómo superar la democracia burguesa impuesta tras la Segunda Guerra Mundial, Triunfo y Cuadernos para el Diálogo trataban de incorporar a sus lectores a una corriente de modernidad incompatible en la práctica con la dictadura aún vigente en España. Por ello, la historia de ambas revistas desde la década de 1960 también fue la de una generación de españoles que despertaron al pensamiento crítico y al compromiso político en compañía de sus páginas. Solo desde esta perspectiva puede entenderse el papel que jugó en Triunfo, especialmente, pero también en Cuadernos a través de su colección Los Suplementos y su editorial Edicusa, la cultura en todas sus expresiones –literatura, música, arquitectura, cine, teatro, arte, cómic− como una forma más de politización.

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