Читать книгу Creación lírica y cancionero amoroso. Una lectura de los "Sonetos espirituales" de Juan Ramón Jiménez онлайн

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De hecho, el viraje en la ética y en la poética de Juan Ramón viene principalmente motivado por ese acontecimiento en su vida: el descubrimiento de la mujer definitiva. Dado que nuestro estudio se dedicará a desentrañar las claves poéticas del texto, hemos evitado las intromisiones biográficas, no obstante, no debemos desdeñar su relación con Zenobia: su agitado cortejo, su noviazgo y su matrimonio. Trayectoria que se trasluce en la trilogía citada (Sonetos, Estío y Diario), siendo la inestable fase inicial, de amor-amistad en los albores del noviazgo, la que se corresponde con la composición del libro que nos ocupa. Fase, por cierto, con la que coinciden las fechas de elaboración de los Sonetos: entre 1913 (un año antes del que aparece en las ediciones) y 1915, confirmando así la declaración de Juan Ramón en el Trabajo gustoso (1961): «En 1912, recobrado, volví a Madrid del todo, y del 13 al 15 trabajé en dichos sonetos». Como curiosidad, hay una serie de cambios que se producen en el poeta a raíz de este encuentro con la que sería su mujer y que registra con todo detalle Senabre (1999: 212-213). Entre ellos, destacamos dos muy elocuentes: uno es firmar con su nombre completo, no abreviado, lo cual denota un mayor protagonismo de un yo más genuino, más íntimo. Otro es retirar de la imprenta Libros de amor, maniobra que juzgaría prudente al recordar el declarado disgusto de Zenobia tras la lectura de Laberinto, disgusto que ya intentó paliar escribiéndole estas palabras reproducidas por Gullón en Poemas y cartas de amor (1986: 37 y 38):

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