Читать книгу Las rutas de la seda en la historia de España y Portugal онлайн

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No conocemos con detenimiento las medidas adoptadas por las distintas administraciones para el cumplimiento de los pagos de los derechos y las condiciones de los arrendamientos, la organización de la burocracia necesaria para dicha recaudación, los conflictos de competencias entre las distintas administraciones a la hora de juzgar los casos referentes a la seda o cobrar sus derechos. Ejemplo de ello es nuestra ignorancia casi absoluta sobre la figura del juez de comisión de la renta de la seda, figura que aparece en la documentación que disponemos desde siglo XVI.ssss1

Relacionados con lo anterior estuvieron los fraudes cometidos contra la renta, las medidas adoptadas para reducirlos y su efectividad. Sería preciso determinar la repercusión del fraude en las cantidades cobradas en la renta, a pesar de las evidentes dificultades que tenemos para conocer el monto de lo defraudado, al ser bienes que pretendían pasar inadvertidos a los ojos de los arrendatarios. Sucintamente, hoy tenemos evidencias de la pervivencia de tipos de fraude, llamémoslos «clásicos», ya sumamente conocidos durante el siglo XVI, tales como la entrada ilegal de seda de otros lugares,ssss1 la saca furtiva de seda granadina a territorios con una fiscalidad más laxa y la compraventa de seda fuera de las alcaicerías, a las que añadiríamos la práctica de la garfa, fraude que consistía en que el recaudador o sus delegados cogían un puñado de capullos a los criadores de aquellos que llevaban a hilar. Con este hurto descarado, los arrendadores se podían quedar con una cantidad no despreciable de seda impunemente.ssss1

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