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Desde bien pronto también la producción sérica andalusí conseguiría introducirse en los nacientes circuitos comerciales que movían el Mediterráneo, siendo uno de los principales objetos de interés de los mercaderes judíos, que dejaron testimonio de su actividad en el Mediterráneo oriental y occidental en las cartas del archivo de la Genizá del Cairo.ssss1 Y Almería, alcaicería de al-Ándalus según Al-Zuhrī,ssss1 principal puerto andalusí de salida comercial hacia el Mediterráneo en esos momentos, se convertía en epicentro de una sólida producción textil vinculada a la seda destinada a esta exportación. De hecho, buena parte de la actividad artesanal de la ciudad era ocupada por los 800 telares de seda, tal y como nos traslada de manera quizás algo exagerada Al-Idrīsī.ssss1 La destrucción de la ciudad a manos de fuerzas cruzadas en 1149 pudo afectar negativamente, cómo no, a la industria almeriense, según lamentaba Idrīsī y repetían posteriormente otros autores, empeñados en narrar un declive sin fin de la ciudad. Sin embargo, a nuestro parecer ese descenso, que no desaparición, de los establecimientos de tejido de seda obedece más bien a otras razones.ssss1 Almería seguiría siendo un elemento central del tráfico marítimo de la región, diversificando desde entonces de manera notable su órbita de contactos, al asumir progresivamente la entrada en escena con fuerza del sector latino en el sistema de intercambios del Mediterráneo. Esto la llevaría, entre otras cosas, a consolidarse como puerto de conexión con el área del Levante peninsular, algo importante, como veremos más adelante. Por otro lado, observamos que a partir de este momento la exportación de seda no disminuye. Todo lo contrario. Aunque sí empezó a adoptar otras formas, las que le pedían los nuevos clientes. Volveremos sobre ello más adelante.

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