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George Maciunas, Dick Higgins, Wolf Vostell, Benjamin Patterson, Emmett Williams. Primer Festival Fluxus, Wiesbaden, 1962

Este primer festival de Wiesbaden fue un verdadero escándalo con repercusiones en la televisión. El evento duró cuatro fines de semana con un total de catorce acciones. Uno de los acontecimientos más criticados fue la interpretación de Piano Activities de Philip Corner, cuya partitura pedía tocar, rascar, frotar y golpear la caja de resonancia del piano con varios objetos. El piano fue finalmente destruido por completo con la colaboración de varios miembros de Fluxus. Sus piezas fueron vendidas. Dicho acontecimiento será el punto de arranque de un ciclo de actividades posteriores. Maciunas puso en marcha a continuación una serie de actuaciones, entre 1962 y 1964, por ciudades como Moscú, Tokio y Berlín, conocidas como Gira Fluxus.

El carácter provocativo de las actividades animó a Maciunas a denominar al movimiento Neodadá, pero al final cambió de idea y se impuso el nombre de Fluxus. Con un nombre u otro, su identidad quedaría fijada por el propio creador del movimientos a través de los múltiples escritos que fue sacando a la luz, como el texto titulado «El neodadá en la música, el teatro, la poesía y el arte» del año 1962, que fue leído en la Galería Parnass de Wuppertal: «Evidentemente, el paso más avanzado hacia el concretismo es una especie de nihilismo del arte. Este concepto se opone y rechaza el arte en sí, ya que su propio significado implica artificialidad, ya sea en la creación, en la forma o el método. Para lograr mayor afinidad y comprensión de la realidad concreta, el nihilista del arte o el antiartista (ellos generalmente niegan estas definiciones) crea «antiarte» o ejercita la nada. Las formas «antiarte» se dirigen principalmente contra el arte como profesión, contra la separación artificial entre el intérprete y el público, entre el creador y el espectador o entre el arte y la vida; se sitúa contra las formas, pautas o métodos artificiales del propio arte; contra un arte que precise un fin, una forma y un sentido determinados; el antiarte es vida, es naturaleza, es auténtica realidad, es uno y todo. La lluvia es antiarte, el murmullo de una multitud es antiarte, un estornudo es antiarte, el vuelo de una mariposa o los movimientos de los microbios son antiarte. Son tan hermosos y tan dignos de ser conocidos como el propio arte. Si el hombre pudiera experimentar el mundo, el mundo concreto que lo rodea (desde las ideas matemáticas a la materia física) en la misma forma en que experimente el arte, no habría necesidad de arte, artistas ni de otros elementos «no-productivos» similares».

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