Читать книгу Apuntes de Historia de la Iglesia 6. Edad Contemporánea - Siglo XX онлайн

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El matrimonio en 1472 de Iván III con la bizantina Sofía, sobrina del último emperador de Oriente, hizo concebir esperanzas, sobre todo en Roma, y también en las iglesias ortodoxas sometidas al dominio islámico, de una vuelta a la unidad con el obispo de Roma si se restaura el Imperio de Oriente, con capital desde luego ya en Moscú, y si a la vez Rusia se comprometía a defender a Europa del poder turco. La escuadra turca había avanzado entonces hasta la isla de Malta, que resiste al asedio; y los ejércitos otomanos habían llegado por la cuenca del Danubio hasta Viena, a la que sitian en 1529 después de derrotar a los húngaros en Mohacz (1524). Pero Rusia no era aún adversario serio para oponerse a Turquía, ni la misma emperatriz Sofía persistió en el empeño de la unión114.

Moscú, “Tercera Roma”

El gran progreso de la religión en Rusia hizo concebir la idea de que Rusia –“Nuevo Israel”– está destinada, tras la apostasía de los occidentales (así se dio a entender en Oriente, sobre todo a partir de Focio con el pretexto por él promovido de que el “Filioque” del credo latino era un añadido herético a la fe de Nicea) y del gran avance del Islam (demoledor del Imperio Romano de Oriente, y siempre al acecho en las mismas fronteras rusas) a ser la comunidad fiel a Cristo hasta el fin de los tiempos para bien del universo entero. Así lo comenta el historiador Paul Bushkovitch:

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