Читать книгу La pandemia de COVID-19 y los cambios en las condiciones de vida онлайн

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Si bien esta respuesta tranquiliza a los temperamentos más sosegados, para los más agitados, la respuesta conduce a otra pregunta más profunda sobre el origen del virus; al respecto, las hipótesis son varias e incluyen algunas teorías del complot. Desde un comienzo, los estudios genómicos y filogenéticos han insistido en que el sars-Cov-2 está relacionado con virus de murciélagos y de alguna otra especie intermediaria como el pangolín. Sin embargo, un estudio, publicado a finales de enero y retirado por sus autores a comienzos de febrero, debido a la presencia de equivocaciones, llevó a postular que el sars-Cov-2 había sido creado de modo artificial, como una mezcla entre coronavirus y el vih (López-Goñi, 2020); opinión que, asimismo, fue expresada en prensa por el virólogo francés y premio Nobel de medicina, Luc Montagnier.

También se ha dicho que el virus salió de las instalaciones del Instituto de Virología de Wuhan y se diseminó de modo accidental (Mosher, 2020); y aunque la duda surge debido, entre otras razones, a la capacidad técnica que, desde hace varios años, se tiene para la manipulación genética de microorganismos, muchos investigadores han desmentido los rumores de la creación artificial del virus y han defendido su origen natural. En una carta publicada por un grupo de científicos, salubristas y médicos en la revista Lancet, se señala expresamente que la labor de muchos científicos de varios países, que han publicado y analizado genomas sars-CoV-2, concluye de manera contundente en que este coronavirus se originó en la vida silvestre (Calisher et al., 2020); efectivamente, eso es lo que dicen diversas investigaciones (Chan et al., 2020; Li et al., 2020; Paraskevis et al., 2020; Zhu et al., 2020).

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