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A mi pequeño aguerrido Noah,
vives en mí,
vives en nosotros.
AGRADECIMIENTOS
Al padre de mi hijo y compañero de vida; cómplice de alegrías y más profundas tristezas, quien me acompañó durante el camino de sanar, hasta que pudimos despegar.
A Olivia, hermana de Noah, quien me abrió las puertas de su vida y me invitó a sonreír de nuevo y confiar cuando más lo necesité.
A nuestra familia, abuelos, bisabuelos y bisabuelas, tíos y tías de Noah, que se mantuvieron firmes para sostenernos y regalarnos sólo amor. Fueron capaces de bañarnos de alegría y esperanza cuando comenzó a salir el sol.
A mi segunda familia, amigas y amigos, en Chile, México, España, que sin saber me trajeron a la vida. Gracias por todo su cariño y preocupación.
Al mejor grupo humano y lugar que pudo existir para mí, que en momentos de mucho dolor, confusión y miedo, fue un pilar para nosotros.
A todas las personas que participaron en este proyecto en forma activa, y a todos quienes aportaron en hacer realidad y plasmar en un papel esta necesidad: inmortalizar la historia de nuestra maternidad y acompañar a otras mujeres en el más profundo, doloroso y transformador de los sentires, la muerte de un hijo.