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Algo bueno pasó por la existencia de la autora a través de sus prisiones: el primer fiscal, Santa Clara y sus monjas.
CARMEN CONDE
SENDA Hemos vivido la tragedia, Hay que avanzar sin derrotero, y es un abismo lo que media sin norte, fe ni paradero, entre el ahora y el ayer. en la vorágine brutal… Se ha desplomado nuestra obra Necesitamos otra senda, en este mar donde zozobra lejos del caos de la contienda, nuestro sentido del deber. donde renazca nuestra fe. Como entregados a la suerte, Porque del mal que padecemos hemos vivido entre la muerte, nada nos cura, y no sabemos embrutecidos de dolor. el cómo, el cuándo ni el porqué. ¿Dónde estarán nuestras quimeras, ¡Desvanecer la noche oscura, las ilusiones lisonjeras, poner un fin a la tortura, las esperanzas y el amor? hacer concreto nuestro afán! El porvenir ya no nos llama; ¡Vivir sabiendo que vivimos envenenados por el drama, y que seremos lo que fuimos ya no sabemos dónde ir. y que hallaremos un Jordán! Y nuestros nervios, destrozados, Luz, ilusiones y ardimiento, nos abandonan, amarrados una esperanza en el tormento, al ciego instinto de vivir. rutas y anhelos que seguir… Nuestro sendero se ha perdido ¡Algo que salve lo que media y nuestra llama se ha extinguido entre el dolor de la tragedia en un crepúsculo mortal. y la alegría de vivir!LUIS HERNÁNDEZ ALFONSO