Читать книгу Lecciones sobre economía mundial. Introducción al desarrollo y a las relaciones económicas internacionales онлайн
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De estos tres criterios, dos son los que se suelen utilizar para determinar el valor añadido: precios básicos y precios de adquisición (o de mercado). Conviene advertir que cuando se determina el valor añadido, cualquiera que sea el criterio de valoración empleado, los consumos intermedios se deducen del valor de la producción total valorados a precios de adquisición: no en vano para el productor ese es el coste que le supone obtenerlos en el mercado.
Para cerrar este apartado conviene hacer una última precisión: antes se aludió al valor añadido bruto, sin explicar su significado y sin distinguirlo del valor añadido neto. La diferencia entre ambos radica en el consumo de capital fijo que, si bien entra en el primero de los conceptos, se excluye del segundo. Parte de las rentas de la propiedad derivadas del proceso de producción (el excedente bruto de explotación) han de dedicarse a reponer el capital empleado (amortización), sea por su deterioro físico, sea por su obsolescencia técnica. Cuando este coste se deduce del valor añadido bruto, se obtiene el valor añadido neto (de igual forma, si se deduce ese componente del excedente bruto de explotación se obtiene el excedente neto de explotación).