Читать книгу Sin miedos ni cadenas. Lecturas devocionales para damas онлайн
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Todas estas tácticas tienen una única meta: robarnos nuestra identidad como hijas de Dios. Satanás es como ese hermano celoso que susurra: “Eres adoptada y si no te portas bien, te van a devolver al orfanato”. Cuando las mujeres aceptamos esta falsa identidad, vivimos tratando de probar nuestro valor y de ganar la aprobación de los demás. Nuestro rendimiento profesional, nuestro rendimiento como madres o esposas, y aun nuestra apariencia física, se vuelven el barómetro de nuestra autoestima. Vivir así no solo es completamente agotador, sino también hace que miremos a otras mujeres con recelo. Si debemos ganar nuestro valor, las demás mujeres son contendientes, no aliadas.
Sin embargo, ¡el poder de Dios sigue vigente! Jesús desea sanarnos y restaurar nuestra identidad de hijas legítimas. Jesús nos libera de la tiranía de la competencia y la comparación constantes por ganar una aprobación efímera. Jesús nos libera del miedo a que alguien descubra que, en realidad, no somos lo suficientemente bonitas, inteligentes o pacientes. El amor incondicional de Dios es la única base firme para nuestra identidad. De esta identidad fluye nuestra transformación y nuestra libertad.