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A mi amada esposa, que de no haber sido por ella, no hubiera conocido este hermoso camino del coaching, gracias amor por ser ese ejemplo de visibilidad en la vida, por continuar caminando a mi lado este hermoso recorrido que comenzamos hace seis años.

A mi hermosa hija Salomé, por haberme permitido ser padre, por darme esta enorme responsabilidad de vida, la cual acojo con humildad, honor, entereza, responsabilidad y amor; gracias, hija, por tu presencia, por mostrarme que vivir es más simple de lo que se cree, gracias por mostrarme el valor de las pequeñas cosas.

A ti Gustavo, mi Coach del ABC, mi amigo, a quien le debo la reconciliación de mi pasado, de quien aprendí, a través de su ejemplo, lo sinuosa que puede ser la vida, la justa medida no está en el medio, está en la satisfacción de habitarla.

Mayba, mi gran compañía en este espacio, mi Coach del Avanzado, quien, con su humildad de entrega de conocimiento, el gran amor en acompasar este recorrido, ausencia y presencia, luz y sombra, me permitió abrir los ojos a una realidad de identidad genuina, nueva, diferente, valorada y en constante desarrollo, gracias por haber aparecido en mi vida.

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